domingo, 7 de noviembre de 2010

Raras cosas pasan

Jorge Vivanco Mendieta

Barajando los días

Raras cosas pasan

Tampoco se ha instaurado el juicio correspondiente por el ataque a bala del que fue objeto el hospital de la Policía, en donde se dice estaba secuestrado el Presidente de la República, para cuyo rescate se realizó una operación militar.Parece que los estrategas del Gobierno quieren bajarle el perfil a los acontecimientos del 30 de septiembre anterior; las investigaciones si se las lleva a cabo a fondo, descubrirán verdades que tal vez incomoden a sectores tanto del Gobierno como de la oposición. En este sentido, se notan procedimientos irregulares: severidad implacable en unos casos, actitud flexible en otros; y aún olvidos.

Este último caso se demuestra, por ejemplo, en el hecho de que la Fiscalía o el Tribunal competente, no haya instaurado el juicio para juzgar exclusivamente la grave acusación de que hubo un intento de asesinato al Presidente de la República. Se han incoado juicios por otros aspectos, en los cuales la investigación de este hecho se diluye, cuando debe ser juzgado por un tribunal severo, ante la ciudadanía entera, que no puede estar tranquila si es que queda pendiente un caso o un intento de esta naturaleza.

Tampoco se ha instaurado el juicio correspondiente por el ataque a bala del que fue objeto el hospital de la Policía, en donde se dice estaba secuestrado el Presidente de la República, para cuyo rescate se realizó una operación militar.

Este ataque no puede ser justificado de ninguna manera, por tratarse de un hospital en donde están pacientes, médicos y equipos para atender la salud de los enfermos. Todos los hospitales del mundo en la era moderna son inviolables. Solo en el caso en que un criminal o un grupo de criminales trate de hacer de una casa de salud trinchera para cometer crímenes se hace necesario el ataque. Y este no es el caso.

Por su gravedad, el asunto ha trascendido internacionalmente, se lo está juzgando; y en este caso, es mucho mejor que ese juzgamiento se lo radique en el país ante los tribunales nacionales competentes.

No se ha procedido así, y si es que se continúa en este plano, las proyecciones pueden ser mucho más negativas de lo que se cree para el país y para el Gobierno.

Está muy bien que se trate de crear un ambiente de serenidad; pero no por ello se pueden olvidar aspectos importantísimos de un hecho que conmovió al país, puso en inminente peligro el sistema constitucional y produjo, de hecho, el absurdo enfrentamiento a bala entre policías y militares, lo cual sin duda, y a pesar de todos los esfuerzos por echar tierra, dejará una grave saga institucional.

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